Eso sí, para nada puedo decir cada cuanto y a que dosis abonar con tal o cual producto. No hay reglas matemáticas para ello. Lo más importante es aprender cómo funciona un árbol y sólo después de eso no hay mejor criterio que aplicar la experiencia y el sentido común. La experiencia se adquiere sobre la marcha y escuchando a quien te puede aportar la suya pero el sentido común es algo que debemos tener siempre presente. Por ejemplo, cuando estás enfermo con fiebre alta o nauseas ¿te comerías un buen bocadillo de jamón ibérico para recuperarte? En bonsái, la tendencia general es no aplicar el sentido común y cuando uno ve un bonsái débil o enfermizo, o recién trasplantado, o defoliado lo primero que se suele hacer es abonar y abonar a discreción con fatales consecuencias.
El siguiente no es un artículo de rigurosa bioquímica pero es necesario explicar ciertos conceptos básicos para entender cómo funcionan nuestros árboles.
El menú del bonsai
Abonar no es otra cosa que aportar los elementos necesarios para el correcto desarrollo del bonsái. Y si hablamos de elementos nos referimos a los siguientes elementos químicos que conoceremos a continuación.
El primer elemento necesario en la dieta de un bonsái (así como de cualquier vegetal) es el carbono el cual toman de la atmósfera durante el proceso de la fotosíntesis. Obviamente no es un elemento que requiera un aporte por nuestra parte, salvo en ocasiones muy especiales. El carbono es procesado en las hojas y es llevado hasta las raíces. El aporte de azúcares (fuente de carbono) a éstas puede ser interesante en situaciones de estrés. La realización de éste tipo de abonado requiere de cierta experiencia y debe dejarse al margen del ritmo de abonado normal.
El resto de elementos se absorben a través de las raíces (salvo algunas excepciones que pueden aplicarse via foliar). Éstos elementos se suelen dividir en dos grupos según sus necesidades en la planta.
Grupo 1: Macroelementos
Son los más consumidos
Nitrogeno (N)
Fósforo (P)
Potasio (K)
Calcio (Ca)
Magnesio (Mg)
Azufre (S)
Grupo 2: Microelementos
Los consumidos en menores cantidades (pero igualmente esenciales)
Hierro (Fe)
Manganeso (Mn)
Boro (B)
Cinc (Zn)
Cobre (Cu)
Cloro (Cl)
Molibdeno (Mb)
Creo que no tiene demasiado sentido práctico exponer aquí las funciones detalladas de dichos elementos en el bonsái. Incluso para un profesional es muy difícil identificar qué tipo de deficiencia pueda presentar un bonsái y aunque se detectara la solución no suele ser solamente un correcto abonado sino que podemos tener un problema de pudrición de raíces o la necesidad de un trasplante.
Lo que os aconsejo es realizar unos ciclos de abonado lógicos y en los momentos oportunos. No obstante daré un ligero repaso práctico a los principales elementos expuestos arriba.
El nitrógeno (N) es sinónimo de crecimiento. Es parte estructural de las plantas. Un correcto aporte nos dará un verde intenso en las hojas, entrenudos largos y hojas de gran tamaño. No muy deseable en bonsai. Es interesante su aporte no obstante cuando el bonsái está en fase de crecimiento o engorde de tronco o ramas, pero no en estadios finales de ramificación. Suele ser aconsejable realizar un buen aporte al inicio de la primavera. Su déficit aparece primeramente en hojas viejas a modo de clorosis.
El fósforo (P) tiene una función estructural y energética en la planta. Interviene en el desarrollo de las raíces y favorece la floración y la fructificación. Está muy en boga su aplicación en forma de fosfito pues está demostrada su eficacia como inductor de autodefensas contra enfermedades fúngicas. Su déficit aparece primero en hojas viejas.
El potasio (K) es un nutriente esencial que participa en multitud de procesos. Aporta vigor y resistencia e interviene muy directamente en la formación de frutos y en la acumulación de reservas antes del invierno. Debe ser aplicado junto al fósforo sobre todo en otoño. Su déficit también aparece en las hojas viejas, sobre todo en las puntas y presentando el bonsái un aspecto débil y con poca floración. Pero ojo!, no debemos confundir los síntomas de su carencia con la de un exceso de abono.
Por normativa, cualquier abono comercializado debe presentar en la etiqueta su equilibrio en nitrógeno, fósforo y potasio. Es el llamado equilibrio NPK. Como resumen, a mayor nitrógeno mayor crecimiento y a mayor presencia de fósforo y potasio tendremos un crecimiento más compacto, mayor floración y fructificación.
La importancia del agua en el abonado
Un buen abono equilibrado suele presentar a los principales abonos necesarios para el bonsái formulados correctamente para su absorción pero en la mayoría de casos su carencia no depende tanto de la presencia en el sustrato como su disponibilidad. En la siguiente gráfica puede verse como a un pH de 7 (el normal que podemos tener en el sustrato) las raíces presentan problemas de absorción de algunos nutrientes muy importantes como el manganeso, el zinc o el boro.
Conforme el pH sube los problemas se acentúan incluso con otros elementos tan importantes como el hierro (Fe). Las llamadas clorosis férricas son el síntoma visible de una carencia de hierro en la planta. Puede ser que en el sustrato sí que se encuentre pero no de manera disponible para el bonsái debido a las condiciones químicas. Un aumento del pH va asociado a un agua con mucha cal y ésta lo que hace es “secuestrar” el hierro no haciéndolo disponible para las raíces.
Pero la calidad del agua también influye en el abonado de otra manera. Las raíces realizan la absorción por un proceso de intercambio de potenciales. Es decir, podríamos decir que en las raíces existe una fina membrana semipermeable que hace que el agua fluya desde donde está menos concentrada a donde lo está más. Para que fluya el agua al interior de las raíces la concentración de ésta debe ser inferior en el sustrato que en el interior de las raíces. Por tanto, cuanto más pura sea el agua (o menos concentrada esté) mejor será absorbida. Pero al abonar lo que hacemos es aumentar la concentración del agua del sustrato. Esto tiene tres lecturas importantes a tener muy encuenta:
• Con agua de mayor calidad (osmosis, lluvia) podremos abonar a mayor concentración y abonar durante más tiempo.
• Si nos excedemos en el abono la concentración aumentará de tal manera que el agua no podrá ser asimilable. El bonsái puede morir de igual manera que si no se regara.
• No abonar en épocas de intenso calor ya que se dificultará la absorción normal de agua
De éstas conclusiones viene una expresión muy común en agricultura o jardinería. “El abono ha quemado mi plantación”. Y es que los efectos de un exceso de abono son como un quemado o una secada. Ahora ya entenderéis lo de mi amigo con el RedBull y su bonsái. Si alguna vez os pasáis con el abono el mejor remedio es poner durante unas cuantas horas al bonsái con todo el sustrato sumergido en agua de calidad para que la concentración en el sustrato vuelva a un equilibrio normal.
Principales abonos a nuestro alcance
Son muchos los partidarios de la utilización de las famosas bolitas y pellets de abono orgánico japonés, bastante caro por cierto. Los estudios agronómicos actuales nos permiten poder acceder a una gran gama de abonos específicos de excelente calidad y aplicables al bonsái. Es verdad sin embargo que éstas “bolitas” japonesas pueden ser una alternativa fácil de utilizar para los más inexpertos. A la hora de buscar un abono para tus bonsais debes tener en cuenta los siguientes parámetros:
Los abonos según su composición química pueden dividirse en:
• Orgánicos: Materia orgánica en descomposición. Suelen ser de liberación lenta.
• Inorgánicos: De síntesis química. Los hay de liberación lenta e inmediata.
Según su estructura podemos hablar de:
• Sólidos: Orgánicos o inorgánicos. Suelen ser de liberación lenta
• Liquidos: también orgánicos o inorgánicos pero de acción inmediata.
Podemos decir que los que mejor simpatía suelen presentar popularmente son los de origen orgánico y estructura sólida. Pero bien cierto es que son los más difíciles de controlar ya que se nos escapan detalles como el grado de descomposición de esta materia orgánica o posibles fenómenos de fermentación. Algunos de éstos abonos necesitan unas condiciones de temperatura y humedad determinadas para funcionar. En un clima seco y cálido pueden secarse sin apenas aportar nada.
La correcta elección del abono dependerá de nuestra experiencia, el clima en el que vivimos, el sustrato que utilicemos y el estado de nuestro bonsái. La única recomendación que os podemos hacer es el combinar de manera racional hasta encontrar nuestra mejor solución. Opciones en el mercado no os faltarán.
Eso sí, nunca sobre pasar las dosis indicadas por el fabricante y en el caso de no ser un producto específicamente formulado para bonsai recomendamos comenzar a probarlo con dosis inferiores para evitar toxicidades.
Como punto final destacaremos los siguientes titulares a tener siempre en cuenta:
• El exceso de abono es mortal
• Regar con agua de calidad
• No abonar en invierno ni en pleno verano
• No abonar después de un trasplante
• No abonar plantas débiles
• En primavera, no abonar hasta dos semanas después de la brotación (la brotación se realiza con las reservas acumuladas)
• En otoño aumentar la concentración de PK
• En primavera aumentar la presencia de N
Excelente articulo, lo colgaré en la puerta de la terraza para que no se me olvide, gracias por enseñarnos a cultivar.
ResponderEliminarQue tal el estiercol de caballo? es recomendable su uso? he leido en algun foro de poner estiercol en agua, luego colar y usar esta agua para el riego, pero no se hasta que punto es recomendable
ResponderEliminarSaludos
José María
Muy buena explicación
ResponderEliminarMuy buena explicación
ResponderEliminarlOS MICROELEMENTOS BIENEN PARA COMPRARLOS POR SEPARADOS O YA ESTAN INCORPORADOS CON LOS MACROELEMNTOS ?
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