miércoles, 30 de octubre de 2013

Verticilosis del olivo

Vamos a adentrarnos en el mundo de la fitopatología para conocer a uno de los peores enemigos del olivo. Puede que para muchos el verticilium sea un desconocido, pero teniendo en cuenta que el olivo es una de las especies más representativas del bonsái mediterráneo, merece la pena que estudiemos de que manera debemos reaccionar ante éste indeseado. Y no sólo ataca al olivo. Desgraciadamente también es muy frecuente su presencia en otras especies muy conocidas como el Acer.

El verticilium (Verticillium dahliae) es un hongo. Esos organismos pequeños productores de esporas, generalmente microscópicos, ramificados y que carecen de clorofila. Algunos de ellos establecen relaciones de mutualismo, en el que tanto el hongo como la planta salen beneficiados, como es el caso de las conocidas micorrizas, pero en el caso de los hongos fitopatógenos la historia es distinta. Son parásitos. Más de 8.000 especies de hongos producen enfermedades en las plantas. En general suelen presentar complejos ciclos reproductivos y son capaces de permanecer latentes durante años en forma de esporas de resistencia volviéndose a activar cuando las condiciones les son favorables.


El caso concreto de Verticillium dahliae  en el olivo se le clasifica en el grupo de “Causantes de marchitamientos vasculares” junto a otros hongos como Fusarium o Ceratocystis. Verticilium es un hongo que está ampliamente distribuido por la Cuenca Mediterránea provocando importantes daños en el olivar, y nuestros bonsáis no son una excepción.

SINTOMAS

La verticilosis del olivo puede producir la muerte de árboles enteros o la seca de ramas. Los síntomas iniciales consisten en la pérdida de coloración de las hojas, más tarde se produce una seca rápida de brotes y ramas que suele comenzar desde la punta y que puede ocasionar la muerte del árbol. La corteza de las ramas afectadas puede tomar color morado o púrpura y a veces también se observa una coloración marrón en los tejidos del xilema. En árboles jóvenes se produce defoliación y el árbol puede llegar a morir, mientras en los viejos las hojas pueden permanecer algún tiempo en el árbol y los síntomas suelen afectar a una parte de la planta y ésta raramente muere.




En ocasiones, los daños pueden ser confundidos por el “barrenillo” o “taladro” (Zeuzera), pero en éstos casos serán visibles los orificios de entrada de estos insectos.

El verticilium es un hongo sistémico, es decir, se encuentra en los vasos conductores del olivo llegando a provocar un corte en la circulación de la savia. En ocasiones el olivo puede responder al ataque del mismo aislándolo y buscando una ruta alternativa para la savia. Pero el hongo queda latente dentro del árbol pudiendo reactivarse. Es una lucha continua entre el árbol y el hongo. Desgraciadamente no hay tratamiento efectivo que lo elimine por lo que si tenemos un árbol afectado es importante no frenar el vigor del árbol. Si lo pinzáramos en exceso el hongo avanzaría más rápido pudiendo afectar a más partes del bonsái.
El Verticillium dahliae  penetra a través de heridas provocadas por insectos, podas o bien entran directamente por la raíz. Debemos evitar suelos poco aireados que provocasen encharcamiento y vigilar la presencia de nematodos que pueden causar lesiones en las raíces abriendo puertas de entrada a éste hongo. El hongo avanza inter o intracelularmente a través de la epidermis, córtex y endodermis alcanzando el xilema, sin causar daños aparentes en el sistema radicular; en el xilema se produce crecimiento miceliar y formación de conidios que son transportados con la savia ascendente y forman nuevas colonias del hongo, avanzando este a lo largo del tallo y peciolos. Cuando los síntomas son severos se forman nuevos microesclerocios, primero en
el xilema y después en el resto de los tejidos. Al defoliarse las plantas enfermas y descomponerse las hojas caidas en el suelo quedan libres los microesclerocios para
reiniciar ciclos de infección.


CONTROL

Son más importantes las medidas preventivas que las curativas.

Sustrato drenante
• Eliminación y destrucción de tejidos infectados
• Desinfección de macetas reutilizadas
• Evitar el exceso de nitrógeno en el abonado (algo perfectamente compatible con el cultivo en bonsái). Un aumento del nitrógeno favorece al hongo.
• En caso de infección vigilar posibles plagas que puedan debilitar más el árbol y no pinzar en exceso, desinfectando las tijeras en cada proceso.
• No existe un metódo quimico eficaz con el que atacar a éste hongo, pero algunos fungicidas de acción sistémica como el “propamocarb” pueden ayudar a controlarlo. Aplicaciones de fosfíto potásico son muy recomendables para fortalecer el bonsái y activar sus sistemas de autodefensa.

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