La de abajo era su estado cuando la adquirí en 2007:
Había mucho trabajo por delante. Muchos errores que retocar y sobre todo mucho por ramificar. Bruscos restos de podas a "naturalizar" y un gran problema de partida. Los dos troncos de la derecha eran muy similares en grosor y altura. Había que marcar cierta diferencia para poder construir un ápice en condiciones.
En la imagen de arriba se puede apreciar como estaba en su primer invierno. Los antiguos cortes se habían disimulado a modo de viejas heridas. El tronco de la derecha se redujo unos centímetros para dar protagonismo al central. Donde más trabajo había por delante era en la ramificación. Algo lento y tedioso en las higueras. Todo dependiendo de su vigor, por supuesto, pero decir que las higueras son de los árboles de hoja caduca más lentos de ramificar a pesar de que permiten la realización de hasta 3 defoliados por año. El primero justo después de la brotación primaveral, justo antes de que se abra la tercera hoja. El segundo defoliado a principios de junio y el tercero a inicios de septiembre.
En 2009 ya pasó a una maceta de bonsai donde continuaría el trabajo de ramificación:
Diciembre de 2010 tras un posicionamiento de las ramas con alambre buscando un estilo natural. Nada de pisos ni de triangulaciones:
Septiembre de 2011, después de una última defoliación durante ese año:
Diciembre de 2011 junto a mi peque Iker.
Es un árbol que padece bastante en verano. Le encanta el agua y como excepción (no lo hago con ningún otro bonsai) tengo que ponerle sobre una bandeja con apenas 1 dedo de agua durante los meses de más calor. Las raices no están en contacto directo, pero la humedad que aporta al sustrato es suficiente para sobrellevar la intensa evapotranspiración y consumo por parte de las raices. La imagen inferior es de agosto de 2012.
Noviembre de 2013, después de 7 temporadas de trabajo ya comienza a lucir como yo quería. Y aún le quedan años para refinarse y coger solera:
Tocaba éste año limpiar y afinar un poco las zonas de madera muerta. La madera de la higuera es extremadamente blanda y se pudre con facilidad. Para su limpieza utilicé una pistola de agua a presión (de las de pintar modificada), un poco de cepillo y gubia para retocar ciertas zonas. Finalmente lo protegí con polisulfuro de cal ligeramente teñido con un poco de acuarela negra obteniendo un tono gris más acorde con la especie. De no hacerlo tendríamos un blanco demasiado llamativo más propio de coníferas. De cualquier manera el gris actual aún tiene que oscurecer ligeramente con el tiempo:
Algunos detalles más;
El nebari tiene poco de ortodoxo pero encaja perfectamente con el estilo "natural" que busco para ésta higuera.
Soy poco ducho a poner nombres a mis bonsais, pero después de ver la siguiente foto me vino la imagen de las patas de una tarántula y de ahí que a partir de ahora ese sea su apodo.
Han pasado 7 años desde que la comencé a trabajar y 2 años desde que le hice una foto con mi hijo y se nota la evolución de ambos.
Credibile questo Ficus carica nella sua naturalezza. Armando
ResponderEliminarGracias Armando. Esa era la intención
ResponderEliminarBonita evolución con tu saber hacer, que la disfrutes y yo que la vea.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por los comentarios arbolito.
ResponderEliminar¡Gran historia y gran higuera! :-)
ResponderEliminarHola muy bueno el post de la higuera "tarantula" bonsai, a mi punto de vista le bajaría más todavía la rama de la derecha y trabajaria las raices.
ResponderEliminarQue buena esta tú higu3ta aunque en mi opinion le puedes dar mucho más caracter de vejez acentuando la madera muerta, debes subir una foto en su estado actual.
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