La historia de éste fresno comienza hace 16 años. Hallá por 1998 fué plantado en suelo por el autor de su tronco. Josep Mª Miquel. Siento decir que no dispongo de fotos de aquella época pero sí que os puedo asegurar que comenzó siendo un simple plantón como el de la imagen:
y fue cultivado y engordado en suelo de manera magistral por Josep Mª durante nada más y nada menos que 10 años. Y no se trata únicamente de colocar ese plantón en tierra, abonarlo y regarlo. En bonsai no. Lo que se busca es crear una buena base, conicidad en el tronco y una rugosa corteza. Josep Mª Miquel (del cual me siento orgulloso discipulo y amigo) es casi más japones que catalán por su filosofía de vida y por el esmero y buen hacer de sus trabajos. Tiene muy claro cuales son los tiempos y tareas a la hora de hacer un bonsai y prueba de ello es éste fresno que os presento.
Me lo regaló en el verano de 2010. Había estado una década engordando en campo y dos años en su jardín enraizando y adaptándose a vivir en maceta. Bueno, en éste caso en una caja de fruta. Josep Mª las suele utilizar con éxito para enraizar utilizando como sustrato 100% pomice. El problema es que el drenaje es muy alto por lo que se requiere un ambiente para su cultivo con humedad alta y abundante riego. Como las condiciones en mi patio no eran las mismas que en su jardín, y más teniendo en cuenta que vino en pleno mes de agosto decidí cubrir los laterales de la caja con plástico para controlar un poco la humedad en el sustrato.
Ahora, y después de tanto trabajo bien hecho llegaba a mis manos con la responsabilidad por mi parte de intentar convertirlo en un buen bonsai. Aunque la verdad es que era el primer fresno de mi colección. Antes de ver mi trabajo conozcamos un poco más a ésta especie.
En concreto se trata de un Fraxinus angustifolia, especie abundante en la península ibérica. Curiosamente es de la misma familia que el olivo (Oleaceae) aunque poco tiene que ver con éste. Es de hoja caduca y le gusta vivir en frescos bosques de ribera junto a chopos y olmos. No es una especie muy habitual en el mundo del bonsai. Quizás culpa de ello sean sus grandes hojas compuestas y su ramificación un tanto basta para un caduco. Realmente pocos fresnos en bonsai he visto. Uno de los mejores es éste de Walter Pall:
Un árbol muy bonito y natural aunque con el contrapunto de tener unas hojas des proporcionadamente grandes.
Lo mejor de ésta especie es su rápido crecimiento y engorde aunque es cierto que en climas calurosos en pleno verano no lo pasa del todo bien. Hay que estar muy encima de su riego pues es muy fácil la aparición de quemados en sus hojas ante un descuido.Después de realizar una selección de ramas éste era el aspecto de mi fresno en su primer invierno conmigo. Sin duda prometedor. Un excelente tronco con gran conicidad y una rugosa corteza que le daba mucho caracter. Prueba del buen trabajo realizado en campo eran las escasas cicatrices y las pocas que tenían estaban perfectamente cicatrizadas dandole si cabe más solera a éste fresno:
Decidí reducirle el ápice y posicionar la que sería su ramificación primaria con un buen alambrado. A la vez le tocó trasplante a una maceta de bonsai de entrenamiento. Por supuesto no sería la maceta definitiva, tan sólo una de entrenamiento.
El despertar en primavera de los fresnos es muy temprano. Es de los primeros en despertar en mi jardín. A finales de febrero ya comienza a hinchar sus grandes yemas.
El objetivo es construir un árbol de aspecto natural pero sin dejar de ser un bonsai. Siendo un árbol de hoja caduca no caben aquí fuertes y tiranas triangulaciones marcando pisos perfectos, tal cual éste (del cual desconozco su autor):
Podas y pinzados y buen cultivo es lo que tocaba a partir de ahora. Pero otra de las premisas que me marcaba era la de reducir el tamaño de sus hojas. ¿Y cómo conseguirlo? Tan sólo dos herramientas para ello. Por un lado el abono y por el otro el defoliado parcial.
Su aspecto un año después:
El abonado debía ser muy bajo en nitrógeno para evitar entrenudos largos y hojas excesivamente grandes y además fuí practicando al menos un par de defoliados parciales cada año. ¿Y en que consiste el defoliado parcial? Como en el fresno nos encontramos con hojas compuestas de varios foliolos lo que yo hago es partirlas y dejar tan sólo el último par de foliolos en cada hoja. De ésta manera, por un lado el aspecto del árbol es transitoriamente mejor (hasta que vuelven a aparecer hojas nuevas) aunque ese no es el objetivo de ésta técnica. Lo que realmente se consigue es que al reducir el follaje el árbol vuelve a brotar aumentando de manera exponencial el número de ramas y de nuevas hojas. Al haber más hojas el árbol no se puede permitir el lujo de darles un tamaño "normal" pues sus raices no darían a basto para poder satisfacer su consumo por lo que las nuevas hojas serán siempre más pequeñas.
Aspecto después del defoliado parcial:
Y vuelta a brotar:
Los frutos en el trabajo de ramificación ya comienzan a observarse en diciembre de 2013. Realmente tengo dudas de cual de los dos posibles frentes me gusta más:
Y llega la primavera y vuelve a despertar
Ahora sí el tamaño de sus hojas es el apropiado y comienza a ser un gran ejemplar 16 años después de que comenzara a partir de un humilde plantón de vivero.
Evolución del trabajo de ramificación desde finales de 2010 hasta la primavera de 2014: