La verdad es que últimamente no dispongo del tiempo que desearía para poder trabajar mis bonsais como se merecen pero a pesar de ello sigo disfrutando con ellos de cada momento, de cada estación. Y en éstas fechas de finales de año se muestran con especial esplendor los manzanos. Os quiero mostrar aquí la corta evolución en apenas dos años de un pequeño shohin de Malus everest.
Me llamó la atención en un vivero especializado este pequeñin entre cientos de manzanos, así que decidí adquirirlo para darle un mejor futuro.
Este era su aspecto antes de trabajarlo:
Sin duda curioso. Retorcido y con dos venas vivas muy interesantes. Tocaba ramificarlo y trabajar esa madera sin duda fruto de una herida accidental durante su cultivo.
Y el de abajo era su estado tras un año de cultivo y trabajo:
Y tras dos años de cultivo y tras una buena floración en primavera, ahora toca recoger los frutos del trabajo bien hecho. Sobran las palabras