sábado, 23 de noviembre de 2013

Trabajos de otoño

Creo que al escribir éste artículo voy a dar la sensación de ir de listillo o peor aún de buscapolémicas. Bien lejos de la realidad pues lo único que trato es de compartir mi opinión de la cual estoy convencido que es la correcta. 

Los meses de otoño son unos meses de transición para nosotros. Después de los excesos, salidas y buen tiempo del verano, en otoño nos pasamos más tiempo en casa y nos entran ganas de trabajar nuestros árboles. En cambio ellos comienzan su temporada de reposo. Es muy habitual en éstas épocas ver como muchos aficionados  trabajan a conciencia sus árboles para que en el periodo de descanso de éstos (desde finales de octubre hasta primeros de marzo) luzcan en los estantes casi como si fueran a ir a una exposición. Yo no soy nada partidario de ello e intentaré explicar por qué.



Parada vegetativa

El otoño es la transición del calor al frío. Del crecimiento al descanso obligado por las condiciones meteorológicas y la reducción de las horas de sol. Es la época en la que se produce una gran lignificación de tejidos, engorde de tronco y ramas con el consecuente almacenamiento de reservas necesarias para la siguiente primavera. Ahora bien, hay que hacer una obvia diferenciación entre los árboles de hoja caduca y los perennes. El perder o no la hoja durante los meses de frio es una estrategia de cada especie arbórea. El generar hojas nuevas cada primavera exige un gran gasto y esfuerzo para el árbol, pero los caducos lo compensan. Sus hojas son una carga y poco útiles como para aguantarlas durante el invierno. Él árbol tiene potencial para desarrollar nuevos órganos fotosintéticos grandes y muy eficaces cuando la temperatura y horas de luz le son favorables. 
En cambio los árboles de hoja perenne tienen hojas por lo general más pequeñas, menos eficaces,  pero resistentes al frío. Generalizando, suelen vivir en zonas templadas como el clima Mediterráneo. Especies como el olivo, alcornoques, encinas, la mayoría de cítricos mantienen sus hojas durante todo la temporada fría y lo hacen porque su actividad fotosintética no cesa aunque se en lentece. Pueden aprovechar días invernales soleados y suaves para activar su maquinaria. Es obvio que las hojas con mayor capacidad fotosintética, por ejemplo de un olivo se encuentran en los ápices y brotes del último crecimiento. Si a un bonsai le eliminamos todos esos nuevos brotes para evitar un aspecto despeinado y feo, lo que estamos haciendo es hacerlo  padecer durante 5 meses, casi medio año (de octubre a febrero) sólo para poder disfrutar nosotros con una bonita silueta. 
Y el daño puede ser mayor si aclaramos a fondo y posicionamos cada rama con alambre. Son trabajos que pueden esperar a finales de febrero (por lo menos en un clima templado) justo antes del inicio de la actividad del árbol. Se quien dira,..."pues yo llevo haciéndo lo contrario de lo que dices muchos años y a mis árboles les va muy bien". Desgraciadamente el vigor en un árbol no es algo fácil de medir, pero extrañas retiradas de savia en primavera pueden ser causa directa de tales prácticas. 

Y ¿que hay de los caducos? ¿se pueden trabajar a conciencia?. Sí y no. Hay quien tiene la manía de no dejar que su árbol pierda las hojas por si sólo ya que está deseando contemplar su ramificación "desnuda" y no espera siquiera a que sus hojas amarilleen para defoliarlo por completo. Gran error porque la abscisión de las hojas no supone un gasto de energía para el árbol, sino que todo lo contrario. Muchos de los nutrientes que hay en las estructuras de la hoja son absorbidos y se acumulan en ramas y tronco como estructuras de reserva o participando en los procesos de engrosamiento de los mismos. Debemos dejar que la naturaleza haga su trabajo y tan sólo eliminar la totalidad de las hojas una vez ya entrado el invierno de verdad, si es que queda alguna en el árbol. Una vez sin hojas ya podremos reestructurar su ramificación, colocar tensores o incluso alambrar teniendo en cuenta que en ésta época la flexibilidad de las ramas es menor y corremos serio riesgo de roturas.


¿Y que trabajos nos quedan para el otoño?

Pues no son pocos. Trabajar la madera sin duda, limpieza de troncos, preparación de macetas y planificar la siguiente campaña de trabajos pero sobre todo el más importante es aprender y escuchar a los árboles sobre los errores y aciertos cometidos en la última campaña de crecimiento del año que ya termina. Y por qué no, aprovechar para caminar por el monte e inspirarnos un poco. No pasa nada si mientras tanto nuestros árboles están ligeramente "despeinados".

domingo, 17 de noviembre de 2013

La Tarantula, historia de un higuera

La historia de ésta higuera comenzó en la primavera de 2007 cuando la adquirí en un vivero de Valencia. Su forma era bastante atípica. Tenía pinta de haber sido recuperada de algún huerto donde habría estado creciendo libremente sin ningún diseño como prebonsai preestablecido. Y eso es lo que le daba una gran naturalidad de partida. Una forma rara, pero muy de higuera en su hábitat natural.

La de abajo era su estado cuando la adquirí en 2007:
Había mucho trabajo por delante. Muchos errores que retocar y sobre todo mucho por ramificar. Bruscos restos de podas a "naturalizar" y un gran problema de partida. Los dos troncos de la derecha eran muy similares en grosor y altura. Había que marcar cierta diferencia para poder construir un ápice en condiciones.
En la imagen de arriba se puede apreciar como estaba en su primer invierno. Los antiguos cortes se habían disimulado a modo de viejas heridas. El tronco de la derecha se redujo unos centímetros para dar protagonismo al central. Donde más trabajo había por delante era en la ramificación. Algo lento y tedioso en las higueras. Todo dependiendo de su vigor, por supuesto, pero decir que las higueras son de los árboles de hoja caduca más lentos de ramificar a pesar de que permiten la realización de hasta 3 defoliados por año. El primero justo después de la brotación primaveral, justo antes de que se abra la tercera hoja. El segundo defoliado a principios de junio y el tercero a inicios de septiembre.

En 2009 ya pasó a una maceta de bonsai donde continuaría el trabajo de ramificación:
Marzo de 2010:
Diciembre de 2010 tras un posicionamiento de las ramas con alambre buscando un estilo natural. Nada de pisos ni de triangulaciones:
Septiembre de 2011, después de una última defoliación durante ese año:
Diciembre de 2011 junto a mi peque Iker.

Es un árbol que padece bastante en verano. Le encanta el agua y como excepción (no lo hago con ningún otro bonsai) tengo que ponerle sobre una bandeja con apenas 1 dedo de agua durante los meses de más calor. Las raices no están en contacto directo, pero la humedad que aporta al sustrato es suficiente para sobrellevar la intensa evapotranspiración y consumo por parte de las raices. La imagen inferior es de agosto de 2012.
Noviembre de 2013, después de 7 temporadas de trabajo ya comienza a lucir como yo quería. Y aún le quedan años para refinarse y coger solera:

Tocaba éste año limpiar y afinar un poco las zonas de madera muerta. La madera de la higuera es extremadamente blanda y se pudre con facilidad. Para su limpieza utilicé una pistola de agua a presión (de las de pintar modificada), un poco de cepillo y gubia para retocar ciertas zonas. Finalmente lo protegí con polisulfuro de cal ligeramente teñido con un poco de acuarela negra obteniendo un tono gris más acorde con la especie. De no hacerlo tendríamos un blanco demasiado llamativo más propio de coníferas. De cualquier manera el gris actual aún tiene que oscurecer ligeramente con el tiempo:


Algunos detalles más;

 El nebari tiene poco de ortodoxo pero encaja perfectamente con el estilo "natural" que busco para ésta higuera.
Soy poco ducho a poner nombres a mis bonsais, pero después de ver la siguiente foto me vino la imagen de las patas de una tarántula y de ahí que a partir de ahora ese sea su apodo.

Han pasado 7 años desde que la comencé a trabajar y 2 años desde que le hice una foto con mi hijo y se nota la evolución de ambos.

Creo que el objetivo de buscar la naturalidad en ésta higuera está conseguido parcialmente. Falta el paso de los años para que vaya cogiendo mayor caracter y personalidad.




martes, 12 de noviembre de 2013

Un manzano desde esqueje


La historia de éste manzano comienza en 2008. Fueron más de 20 estaquitas de Malus evereste que intenté esquejar. Tan sólo con una de ellas tuve un notable éxito.
Siempre es emocionante comenzar un trabajo a partir de un material tan sencillo. Emocionante y gratificante. Pero que diseño darle? Una de mis debilidades es la utilización de rocas en mis trabajos, así que éste manzano no iba a ser menos.

Inicio poco prometedor. Había que dejarla crecer y engordar para que vaya abrazando el tronco a la roca.

Aspecto un año más tarde:
Y un año más:

Tocaba ya un trasplante a maceta bonsai. En ella aún engordaría el tronco lo suficiente y en ella se terminará la ramificación.

Se eliminaron algunas raices para mejorar la disposición de las raices en la nueva maceta.



Aún le falta aumentar su ramificación pero ya apunta maneras este pequeño manzano de esqueje.


sábado, 9 de noviembre de 2013

No todo va a ser bonsai. Botánica en Cartagena


  







Las primeras referencias botánicas sobre Cartagena las encontramos en el libro decimonoveno de la Historia Natural de Plinio. El autor, militar y funcionario romano, vivió durante el siglo I y tuvo ocasión de conocer de cerca la vegetación existente en la provincia Cartaginense.
  Los estudios botánicos de la región escasean en los siglos siguientes, aunque corresponde a un cartagenero (San Isidoro, obispo de Sevilla) el honor de haber sido el primero en utilizar el término botánica para designar a la ciencia de las plantas.
   En 1576 se publicó el Rariorum aliquot stirpium... de Clusius en el que aparecen ilustradas por primera vez numerosas plantas del Sureste. Los grabados son de bastante calidad y en la mayoría de los casos reproducen las plantas con asombrosa fidelidad.
  A partir del siglo XVII muchos fueron los botánicos que a través de sus viajes por el sureste peninsular contribuyeron en mayor o menor medida a la descripción de la flora cartagenera. Entre ellos destacan Tournefort (1656-1708), Laurent (1748-1836), José Quer durante el siglo XVIII, Barnades (1800) y Cavanilles (1745-1804).
  El siglo XIX vio la llegada de un aluvión de botánicos extranjeros al Sureste, como el sacerdote francés Pourret, Boissier, Bourgeau o Rosmaessler entre otros.
  A mitad de siglo también destacaron algunos botánicos locales como el médico lorquino Cánovas, Angel Guirao, Ricardo Codorniú, Francisco Antonio Ibáñez y Francisco Jiménez Munuera, el cual publicó un catálogo titulado Las Plantas de Cartagena en las memorias de la Sociedad Española de Historia Natural correspondientes al año 1903.
  Durante el siglo XX numerosos botánicos extranjeros y nacionales han continuado con el estudio botánico de la zona, como Gandoger (1850-1926), Cuatrecasas (1903), Pio Font i Quer (1888-1964), Sennen, Rivas Goday,... y un largo etcétera que llega hasta nuestros días.
  Finalmente, la creación del Departamento de Botánica de la Facultad de Biología en la Universidad de Murcia ha abierto nuevas perspectivas para el avance en la investigación botánica de toda la Región de Murcia.
Cabe destacar también que Cartagena conoció la existencia durante los años 1788 y 1816 del Real Jardín Botánico de Cartagena, bajo el reinado de Carlos III. Situado junto al Paseo de Santa Lucía ocupaba una superficie próxima a los 8000 metros cuadrados. Esta institución –que tanto prometía para el desarrollo de la botánica en el Sureste- tropezó con la permanente escasez de agua que sufría la ciudad de Cartagena. Tras la muerte de su fundador y primer director, Gregorio Bacas, el jardín sucumbió víctima del abandono bajo el reinado de Carlos IV.
La sierra que conforma el litoral del municipio de Cartagena presenta una vegetación característica que la individualizan del conjunto peninsular. Está constituido por diversas comunidades que se distribuyen y desarrollan dependiendo de numerosos factores ambientales, entre los que destacan las condiciones climáticas, relieve, topografía, naturaleza del sustrato  y la influencia del hombre.
Existe una gran concentración de especies endémicas y de procedencia iberoafricana.

Me apetece hacer un pequeño muestreo con algunas de las plantas más llamativas que podemos encontrar por el medio natural de Cartagena creciendo espontáneamente de manera silvestre. Las destaco por su belleza, rareza sin ningún criterio preestablecido. Me dejo muchas,...pero serán para otra ocasión. Muchas de ellas por cierto, muy interesantes como plantas de acento para nuestros bonsais.

Aizoon hispanicum
Planta anual muy común en el campo de Cartagena. No es ninguna rareza, pero siempre me ha llamado la atención su particular belleza.

Anacamptis pyramidalis

Es una atractiva orquidea que aparece por el mes de mayo en las laderas de las sierras costeras. Es bastante efímera.

Anchusa aegyptiaca

Cartagena es el único habitat natural descrito en toda la península ibérica para esta boraginácea. Éste endemismo cartagenero está en peligro de extinción. Tuve la suerte de ser el primero en detectarla en Cartagena  en 2004 por las cercanías de Tallante.
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,0,c,365,m,1309&r=ReP-29210-DETALLE_REPORTAJES

Arisarum vulgare
Arácea bastante común en zonas de humbría en las sierras litorales. Es una planta de zonas templadas, por ello es curiosa la imagen inferior cuando en el año 2006 cuajó una rara nevada en el monte Roldán.

Aristolochia baetica
Iberoafricanismo relativamente raro por nuestras tierras, aunque es facil verla por las umbrías del monte de la Atalaya de octubre a mayo. Su flor, aunque pequeña no deja indeferente.

Astragalus nitidiflorus
Este astragalus y yo somos buenos amigos. Os invito a leer este post: http://cartagenabonsai.blogspot.com.es/2013/10/el-garbancillo-de-tallante-historia-de.html

Bellardia trixago
Planta muy bella, aludiendo a su nombre y curiosamente es parásita. Se alimenta de las raices de otras hierbas cercanas a ella. Lo normal es verla en ésta tonalidad blanca-rosada, aunque tambien existen individuos con petalos amarillos.

Caralluma europaea
Conocida popularmente como "chumberillo de lobo". Es una de las raras y protegidas de la comarca de Cartagena, aunque tambien se extiende hasta Almería y norte de africa. Tiene aspecto de cactus, aunque poco tiene que ver con ellos.

Carrigthera annua
Conocida como la cuchareta. Planta herbacea muy comun. La foto es con bastante aumento. A mi hijo le hace bastante gracia ésta planta, asi que tenía que aparecer aqui.

Cichorium intybus
La achicoria. Planta muy común y simple, pero la belleza de sus flores me fascina. Es una planta con multiples usos desde los gastronómicos hasta los terapéuticos.

Coris monspeliensis
Relativamente común en tomillares y romerales. Es una planta rastrera poco llamativa por su tamaño, pero con una floración muy atractiva.

Delphinum gracile
"Espuela de caballero". Es una ranunculácea bonita donde las haya. La podemos encontrar en los primeros meses del verano en laderas soleadas.

Digitalis obscura
La dedalera. Una planta extremadamente tóxica aunque bella. No es facil encontrarla por la comarca de Cartagena. La foto es en Peñas Blancas.

Ecballium elaterium
Aunque es extremadamente común en las cercanías de campos de cultivo, es de las que le gustan a mi hijo, asi que tenía que aparecer el "pepinillo del diablo". Es espectacular ver como lanza sus semillas cuando rozas levemente sus frutos. Es su efectivo método de dispersión.

Gagea iberica
Una preciosidad de planta. Muy elegante y a la vez efímera. Es bastante rara de localizar.

Gynandriris sysirinchium
Este lirio si que es común por Cartagena. Es precioso verlo en floración.

Lotus creticus
Otro de mis favoritos. Lo podemos localizar en zonas costeras como en Calblanquei.

Muscari neglectum
Los nazarenos no podían faltar entre la flora Cartagenera a destacar. Es de las interesantes como planta de acento por su facil cultivo a partir de bulbos.

Nigella gallica
Viendo la imagen sobran las palabras. ESPECTACULAR


Arriba aparecía la Anacamptis pyramidalis, vamos ahora con unas cuantas orquideas silvestres más:

Ophrys fusca

Ophrys lutea
Ophrys speculum
Ophrys tenthredinifera
Orchis collina
Orchis papilonacea

Pancratium maritimum
Dejamos las orquideas y destacamos a la "azucena de mar". Muy común por la zona de Calblanquei. Facilmente reproducible a partir de su semillas.

Ranunculus bullatus
Conocida como el "botón de oro". Sin duda una de mis preferidas por su elegancia. Es muy rara de encontrar por Cartagena.



Y para terminar,...y para no ponerme muy pesado, hay que destacar a una de las joyas de la botánica cartagenera. La "sabina de Cartagena" o Tetraclinis articulata
Y como ejemplo, un bonsai de tetraclinis del maestro Erasmo García;